lunes, 10 de marzo de 2014

EL PARTO DEL DOGO ALEMÁN

Pasados 58 o 60 días desde la cubrición, el parto ya está próximo. A partir de entonces, deberemos controlar mucho a la madre, especialmente si es primeriza.
El día del parto la perra se mostrará inquieta y nerviosa, y rascará el suelo y las paredes e incluso morderá todos los utensilios que tenga a su alcance. Hay quien afirma que la inminencia del parto viene anunciada por una pérdida de apetito de la hembra, lo cual, sin embargo, no siempre es así, pues se han dado muchos casos de perras que por la noche han devorado la comida y a la mañana siguiente han aparecido con sus cachorros. Según mi experiencia el sistema más seguro es el de controlar su temperatura rectal, que descenderá de los 38,5 °C habituales hasta los 37 °C, e incluso algunas décimas por debajo, cuando el parto sea inminente; para más seguridad, lo ideal es que nos quedemos a hacerle compañía por si se presentara algún problema y nos necesitase.
Deberemos tener preparados algunos utensilios básicos para utilizarlos en caso de necesidad durante el parto: unas tijeras sin punta (para no dañar a la perra ni a los pequeños), por si la madre no cortara el cordón umbilical por sí sola; un rollo de papel de cocina, que nos servirá para secar a los cachorros; hilo; jeringuillas desechables; antibiótico inyectable; un producto a base de oxcitocina para acelerar el parto; algodón y periódicos.
Tras romper aguas, se iniciarán inmediatamente las contracciones y al poco tiempo aparecerá el primer cachorro. Si la madre no rompe la bolsa que rodea al pequeño, deberemos hacerlo nosotros rápidamente, pues en pocos segundos el cachorro podría morir asfixiado. Una vez rota la bolsa, pondremos al cachorro boca abajo y en posición vertical, y le daremos unas palmaditas para provocarle el llanto y estimular de este modo el inicio del ciclo respiratorio; acto seguido, lo secaremos cuidadosamente y lo colocaremos junto a su madre.Una vez que haya nacido el primer cachorro, le inyectaremos a la madre un producto a base de oxitocina (siempre y cuando lo hayamos consultado antes con nuestro veterinario, que será quien nos indique tanto la dosis como la frecuencia de administración); es muy importante que lo hagamos después de que el primero haya nacido y nunca antes, pues lo contrario podría ser muy peligroso para la salud de la madre.
En ocasiones, los cachorros vienen «de nalgas», y tendremos que ayudar a la madre a hacerlos salir: lo haremos con mucho cuidado para no dañar ninguna extremidad del pequeño. La madre acostumbra a comerse la envoltura placentaria, cuyo contenido hormonal estimula la bajada de la leche: si el parto ha seguido un curso normal, podremos dejar que lo haga, pero se lo impediremos en el caso de que los cachorros nacieran muertos o se diera alguna anomalía.
Si vemos que el parto se alarga y la perra está agotada, le prepararemos un vaso de leche con café, mucho azúcar y una yema de huevo: esto la reconfortará y le permitirá seguir adelante.
El parto finaliza cuando la madre comienza a ocuparse de sus pequeños, los lame y vigila que todos permanezcan a su lado para darles calor.

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