sábado, 31 de mayo de 2014

Información plano situación camping del Escorial

Señores el Cedda ha proporcionado el plano del camping del Escorial y toda la información necesaria para la ubicación.


jueves, 29 de mayo de 2014

Buenos días!!!
Ya tenéis las inscripciones realizadas para la monográfica nacional en el escorial???
Nos vemos en la quedada del sábado !!!!
Mucha suerte a todos y a disfrutar!!

lunes, 26 de mayo de 2014

Sitio para parir

El sitio deberá estar resguardado de corrientes de aire y evitaremos que sea un lugar de paso. La temperatura de la habitación es muy importante los primeros días, lo ideal es unos 23 o 24 grados.
Para asegurarnos de que los pequeños no tengan frío, podemos poner una lámpara de infrarrojos cerca de ellos, pero evitaremos que la madre tenga demasiada calor, ya que podría ir a buscar un lugar más fresco y abandonar a sus cachorros.
Para el parto prepararemos un cajón de madera lo suficientemente grande como para que quepan la madre y sus cachorros, sin perder de vista que los cachorros pasarán allí un mes y que en este tiempo crecerán mucho.
Para evitar que la madre al tumbarse aplaste involuntariamente a los cachorros, existen varias fórmulas, como poner un tubo muy grueso y flexible a lo largo del borde interior del cajón o bien colocar unos barrotes de manera que ningún recién nacido quede debajo de la madre.


Procedimiento y pasos para la cubrición de la hembra.

Si queremos que nuestra hembra críe, deberemos controlar el momento en el que se encuentre en celo. Esto ocurre aproximadamente cada 6 meses, aunque dependiendo de las razas, el celo puede producirse con una periodicidad de 8 meses.
Nos daremos cuenta que la hembra ha entrado en celo ya que comprobaremos que irá dejando un rastro de manchas sanguinolentas.
En otras razas es habitual que el pelo largo que cubre la parte trasera del perro disimule, en un principio, los síntomas del celo, pero este no es  es caso del dogo alemán.
A partir del primer celo, deberemos llevar a cabo un riguroso control del calendario para poder prever la proximidad de los celos siguientes.
Durante este periodo, que dura unos 21 días, la vulva de la hembra se abulta y sangra. La ovulación tiene lugar a partir del décimo día. Si la perra convive con machos, deberemos procurar que estos no la cubran, a no ser que ello fuera nuestro objetivo.
Es recomendable que tenga su primera camada a partir del tercer celo, aproximadamente a los dos años, y evitaremos que sea más tarde de los seis.
 En cuanto a la elección del día de cubrirían, tenemos dos opciones en función de la proximidad o lejanía del macho; si el macho también vive en cada, ellos mismos escogerán el mejor momento.
A continuación, llevaremos a la hembra al veterinario para que proceda a realizar un frotis, que nos indicará en que punto se encuentra del ciclo.
Antes de que nuestra perra sea cubierta, deberemos desparasitarla y vacunarla contra la parto virus, con objeto de que los pequeños nazcan inmunizados.
Cuando estemos seguros de que la monta ha sido efectuada correctamente, tomaremos nota de la fecha, de manera que podamos hacer un seguimiento del proceso de gestación.
Ya pasados 30 días desde la cubrieron, llevaremos a la perra al veterinario para que le realice una ecografía,de este modo sabremos el número de cachorros y la colocación.
El alumbramiento tendrá lugar al cabo de 58 o 60 días, aunque podrá retrasarse dos o tres días.
Una semana antes del parto,ya tendremos preparado el lugar donde nuestra perra alumbrara a sus cachorros.

TRÍPTICO MONOGRÁFICA NACIONAL



Ya tenemos en la página del Cedda toda la información correspondiente a la monográfica nacional; en ella podréis ver cuales son los plazos de inscripción, las tarifas y jueces entre otras.


domingo, 25 de mayo de 2014

viernes, 23 de mayo de 2014

EL BASSET HOUND

El basset hound tiene una apariencia muy característica con sus patas super cortas, su cuerpo alargado, su gran cabeza y enormes orejas características de los perros de rastreo. El hocico es alargado y bastante grueso, terminado en una trufa ancha, un poco puntiaguda. Los ojos son marrones, con un aire un poco triste y de tamaño grande . Tienen la piel floja y arrugas alrededor de la cabeza. El manto es denso, corto, fuerte y brillante. Pueden ser tricolores (negro, dorado y blanco) o bicolores(dorado y blanco o negro y blanco). Es característico que la zona del hocico y la línea entre los ojos/frente, sea en color blanco.

Los basset hound descienden de los bloodhound, pero hay cuestiones de su origen que están aún sin resolver. Fueron criados para la caza de venados, libres o zorros. El nombre proviene de la palabra francesa "bas" que significa bajo y hound, que significa sabueso, así que podríamos llamarlo "sabueso bajo

Los basset hound son perros muy nobles, tiernos y amables. Puede ser un poco reservado pero no tímido. Se llevan muy bien con los niños y son muy leales con sus amos. A pesar de ser un perro criado para la caza, debido a su gran capacidad olfativa para seguir el rastro, se han convertido en unos estupendos perros de compañía. En ocasiones pueden ser un poco tercos o cabezotas y esto puede complicar un poco el adiestramiento, así que se requiere paciencia y constancia. Sobre todo se despistan mucho cuando reciben un olor atrayente. Necesitan tener actividad, poder correr y divertirse al aire libre, así pues, aunque pueden vivir en apartamentos ya que no son muy activos dentro de casa tienen que tener largos ratos de juegos y paseos diarios.

Cariñosos y leales con sus dueños tienen muy buena capacidad para seguir rastros así que a veces son acompañantes de policías en la búsqueda de narcóticos, personas perdidas, etc.




jueves, 22 de mayo de 2014

MUY CONTENTOS¡¡

Hoy os queremos dar las gracias a todos los seguidores del blog, ya que hemos superado las 5.000 visitas y todo gracias a vosotros.
Esperamos que estéis satisfechos con el trabajo realizado, no obstante estamos alertas a vuestras propuestas, seguiremos trabajando duro.
Mil gracias.
       

                                                                             www.nuestrosdogos.com

BRUCELOSIS CANINA (antecedentes generales, clínicos,control, transmisión al ser humano y estudios realizados)

La brucelosis es una enfermedad infecto-contagiosa de distribución mun­dial, que afecta a animales domésticos, silvestres y al hombre. Una de las últimas especies descritas es aquella que afecta al perro, la que se conoce como Brucella carvis. A pesar que el impacto económico no es tan importante como el de las bru­celas clásicas, no pueden minimizarse las pérdidas que genera en criaderos comerciales, el costo social producto de la enfermedad en el hombre y un costo tan difícil de valorizar como es el afecti­vo. Otro factor de gran interés es la rápida capacidad de diseminación, no sólo debida a características propias de la bacteria, sino también al gran movi­miento de la población canina dentro y fuera de los límites nacionales.



Antecedentes generales

Autores
País
  %
Azuma e Isayama (1973)
Japón
1.6
Mc Williams (1974)
Perú
19.0
Myers y col. (1974)
Argentina
18.3
Von Kruedner (1974)
Alemania
10.3
Flores-Castro y Segura (1975)
México
28.0
Sandoval y col. (1976)
Brasil
9.1
Baluyut y Dugui-es (1977)
Filipinas
10.0
Higgins y col. (1979)
Canadá
1.6
Taylor (1980)
Ingleterra
1.2
Sánchez y col. (1984)
Chile
13.0
Adesiyun y col. (1986)
Nigeria
28.6

Antecedentes clínicos patológicos

-
Año normal
Año post-Infección
Total de cruzas
58.0
59.0
Abortos
1.0
19.0
Falla en la concepción
4.0
15.0
Reabsorciones
0.0
8.0
Cruzas exitosas (%)
       53.0 (91.4)
17.0 (28.8)
Cacharros nacidos
282.0
74.0
Cachorros/hembra/año
5.7
1.5
Fuente: Pollock, (1979)
-
-
Diagnóstico
Tratamiento



Durante los años 1965 - 66 en Nueva Jersey, E.E.U.U., se produjo una epide­mia de abortos en distintos criaderos de perros. Carmichel en 1966 logró aislar el agente causal a partir de tejidos fetales y descargas vaginales post-aborto y de­mostró según estudios bacteriológicos, que se trataba de un miembro del género Brucella. Simultáneamente, varios investigadores al estudiar sus caracterís­ticas morfológicas, culturales, bioquími­cas y serológicas concluyeron que se trataba de una nueva especie a la que denominaron Brucella carvis.
Dos años después del primer aisla­miento, la enfermedad se había disemi­nado en casi todo Estados Unidos y en pocos años logró una distribución mun­dial, afectando países como Argentina, Brasil, Canadá, Alemania, Perú, Inglaterra, Japón, Nigeria, entre otros. En Chile, B. canis fue aislada simultáneamente en 1978, por Pinochet y col. en el área Me­tropolitana y Zamora y Col. en Valdivia. Algunas seroprevalencias de estos paí­ses se muestran en el Cuadro N° 1.

CUADRO N° 1 SEROPREVALENCIA DE BRUCELOSIS CANINA EN DIFERENTES PAÍSES
La brucelosis canina es una enferme­dad no letal de carácter crónico, que afecta a perros de cualquier edad, raza o sexo.
A pesar de haberse encontrado gatos y otros animales silvestres como reaccio­nantes positivos a pruebas serológicas, no se ha realizado el aislamiento de la bacteria, no pudiendo establecerse aún la importancia epidemiológica que ésto pueda tener.
Las manifestaciones clínicas, en tér­minos generales, son muy, variables, sin embargo el tracto más afectado es el reproductivo y de allí derivan la mayoría de los síntomas.
En las hembras lo más característico es el aborto sin signos premonitorios, entre los días 45 y 55 de gestación. El feto abortado se observa normal y sólo a veces puede estar autolizado. En la pla­centa se encuentra necrosis focal de las vellosidades coriónicas, lo que pudiese ser la cuasa del aborto. Generalmente se presentan descargas vaginales post­aborto de variada consistencia y color, que persistirían hasta por seis semanas. Si no se produce el aborto, los cachorros mueren en las primeras 24 horas por debilidad o sobreviven quedando per­manentemente infectados. Con frecuen­cia se presentan fallas repetidas en la concepción por alteraciones espermáti­cas severas en el macho. También exis­ten reabsorciones embrionarias. Todas estas alteraciones inciden directamente sobre los índices reproductivos produ­ciendo una gran pérdida económica, lo que se refleja en el Cuadro Nº2.

CUADRO N° 2 EFECTO DE LA BRUCELOSIS CANINA SOBRE INDICES REPRODUCTIVOS
La brucelosis en el macho general­mente produce epididimitis uni o bilate­ral, orquitis uni o bilateral seguida de atrofia testicular, prostatitis y disminu­ción de la líbido. El exámen seminal muestra anormalidades en cabeza y cola de hasta un 80%, disminución de la mo­vilidad. y un alto grado de espermioagluti­nación por alteraciones inmunopatológi­cas. Esto explica por qué la calidad es­permática no mejora en animales que sanan espontáneamente. En casos de alteración urogenital crónica, se ha en­contrado degeneración de túbulos semi­níferos y depósitos hialinos en glomérulos renales.
Caracteriza a esta enfermedad la lin­foadenopatía generalizada y ausencia de fiebre a menos que se establezca una infección bacteriana secundaria. La ca­rencia de cantidades adecuadas de endotoxina bacteriana parecería ser la causa de la ausencia de fiebre.
El hallazgo histopatológico caracte­rístico consiste en una hiperplasia difusa de células reticulares y linfoides.
Si bien la sintomatología es preferen­temente de tipo reproductivo, se han descrito con menor frecuencia uveitis recurrente, meningitis y encefalitis no supurativas, discoespondilitis y dermatitis piogranulomatosa.
Los animales pre-púberes y las hembras en descanso reproductivo no presentan síntomas, a pesar de estar infectados.
La orina no parece ser una vía importan­te de transmisión. El aislamiento de B. canis a partir de garrapatas (Riphicephaius sanguineus) de una perra infectada, sugie­ra la posibilidad de que este parásito se comporte como un vector, aparentemen­te sólo de tipo mecánico. La presencia de R. sanguineus en nuestro país, debe ser considerada como un importante factor epidemiológico frente a cualquier norma de control que se establezca.
Una vez que la bacteria entra al orga­nismo, es inmediatamente fagocitada y llevada por vía linfática a los ganglios regionales, lugar donde se realiza la multi­plicación  bacteriana intracelular. Desde allí ocurren bacteremias de carácter in­termitente, propias de B. canis. A través de la circulación sanguínea la bacteria invade todos los tejidos, especialmente aquellos ricos en células del sistema re­tículo endotelial como bazo, hígado y ganglios. Allí nuevamente se multiplica, provocando procesos inflamatorios que dan cuenta de la mayoría de los sínto­mas. En esta etapa, la bacteria es eliminada por todas las secreciones y excreciones, lo que implica un peligro permanente para los dueños y especial­mente para el clínico menor. Si bien la respuesta inmunitaria humoral y especí­ficamente la celular, pueden llevar a la curación espontánea, ésta se ha visto en muy pocos casos. No se sabe cuanto tiempo permanecería inmune un animal sanado de esta manera.
En la forma crónica, pueden presen­tarse alteraciones inmunopatológicas ta­les como arteritis y aglutinación espermática. Esta última se describe como un proceso autoinmune producto de la rup­tura de las células epiteliales del epidídi­mo, próstata y testículo.
El diagnóstico de la brucelosis canina no debe sólo basarse en un adecuado examenclínico, sino también apoyarse en pruebas serológicos y/o bacteriológi­cas, debido a la sintomatología inespecí­fica. Síntomas similares pueden ser vis­tos en infecciones por E. coli, Steptococcus B. hemolítico, virus Herpes y desórdenes endocrinos.
Para el diagnóstico serológico, ini­cialmente se utilizó la prueba de agluti­nación lenta en tubo (TAT). Esta prueba presenta varias desventajas: reacción cruzada con otras bacterias Gram baja sensibilidad y falta de estandariza­ción en su lectura, lo que impide unificar criterios diagnósticos. Una mo­dificación a esta prueba es la adición de 2 Mercaptoetanol (2METAT), que le confiere mayor especificidad. Posterior­mente, se usó la prueba de aglutina­ción rápida en placa (SAT), que presen­ta ventajas en cuanto a rapidez, senci­llez y sensibilidad respecto al TAT. Sin embargo, su baja especificidad (aproximadamente 60% de falsos positivos) determinó que se recomiende sólo como prueba tamiz, debiendo compro­barse por otra prueba serológica a todo reaccionante positivo. Al adicionársele 2 Mercaptoetanol entrega resultados similares a los obtenidos con 2 METAT. El SAT se presenta en un 'kit' comer­cial que puede ser adquirido por los clí­nicos menores.
La detección de anticuerpos agluti­nantes se puede realizar a partir de la segunda a tercera semana post-infec­ción, utilizando suero sanguíneo, humor acuoso en caso de lesión ocular y líqui­do seminal.
Actualmente, las pruebas serológi­cas que han reportado los mejores re­sultados, son las de precipitación tales como inmunodifusión en agar (ID) y contra¡ nmunoelectroforesis (CIEF). Am­bas pruebas utilizan un antígeno yugo­so soluble de B.ovis no sólo por presen­tar reacción cruzada con B.canis,sino también por tener una mayor cantidad de antígeno R soluble, permitiendo detectar mejor sueros de bajos títulos. Además, la manipulación de tal antígeno no presenta riesgo alguno para el hom­bre. Los anticuerpos precipitantes apa­recen desde la segunda a tercera semana post-infección.
La ID ha demostrado ser más sensi­ble y específica que las pruebas de aglutinación y presenta la gran ventaja adicional de poder diferenciar las reac­ciones inespecíficas mediante pruebas de identidad. Su lectura se realiza a las 24, 48 y 72 horas, lo que sería una des­ventaja en exámenes previos a la cruza.
La CIEF, presentando la misma sensi­bilidad que la ID, ofrece la ventaja de ob­tener los resultados en pocas horas.
Otra pueba utilizada es la fijación de complemento. Aunque los resultados son similares a los obtenidos con TAT e D, no es de rutina debido a su compleja ejecución.
La relación entre presencia de bacte­remia y magnitud de títulos serológicos es aún controvertida.
En el dignóstico bacteriológico debe considerarse que no existe relación di­recta entre la presencia de síntomas y el aislamiento de B. canis, como tampoco con los resultados serológicos.
Para el examen bacteriológico de un animal vivo, puede enviarse descargas vaginales post-aborto, placenta, tejidos fetales abortados, líquido alantoídeo, le­che y calostro; en machos, semen, orina y líquido prostático. Frente a lesiones es­pecíficas se debe enviar una muestra del tejido afectado.
Las muestras de sangre para estu­dios bacteriológicos no son recomenda­bles debido a los problemas que presen­ta su interpretación, así una muestra ne­gativa puede provenir no sólo de un pa­ciente sano, sino también de uno que ha recibido una terapia antibiótica o bien que en ese momento no presente bacte­remia.
Las muestras deben tener la menor contaminación posible para facilitar el crecimiento de la bacteria, razón por la cual no se realizan urocultivos prove­nientes de hembras.
En animales muertos se envía de pre­ferencia los órganos donde se encuen­tra en mayor número B. canis, como es el caso de hígado, bazo, ganglios, testícu­los, epidídimo y próstata.
Se han realizado varios trabajos refe­rentes a susceptibilidad in vitro de B. canis frente a diferentes antibióticos y quimioterápicos y a pesar de que mues­tra sensibilidad a un espectro relativa­mente amplio, los tratamientos probados hasta la fecha han arrojado resultados poco alentadores. En el cuadro Nº3 se resumen algunas terapias realizadas bajo condiciones experimentales, desta­cando los buenos resultados obtenidos con minociclina[1] asociada a estrepto­micina durante 14 días. Este esquema terapéutico propone dosis de minocicli­na 25 a 50 veces mayores a las reco­mendadas por el laboratorio, lo que po­dría llevar a la presentación de efectos secundarios indeseables además de representar un costo prohibitivo para los dueños.
Si bien, el uso de antibióticos en la práctica clínica produce la desaparición de la bacteremia y de los episodios de aborto, en la mayoría de los casos, los pacientes han vuelto a presentar bacte­remia una vez discontinuada la terapia. Los perros que han sanado después del tratamiento vuelven a ser susceptibles a una reinfección, lo que no sucede en aquellos que lo han hecho en forma es­pontánea. La pobre eficiencia lograda con los antibióticos probados, podría deberse entre otras causas, a la ubica­ción intracelular de B. Canis.
En resumen, el clínico en caso de op­tar por un tratamiento debe advertir al dueño que éste será largo, laborioso y sobretodo, de resultados inciertos.

CUADRO N°3 EFECTIVIDAD DE ALGUNOS ESQUEMAS TERAPEUTICOS
Esquema de tratamiento
Dosis total/día
(mg/kg)
Duración
(ds)
Fallas
Exitos
Tetraciclina
14.0
14
5/5
0/5
Tetraciclina y
14.0
14
3/3
0/3
Sulfadiazina-Trimetoprim
88.0
14
-
-
Rifampicina,
44.0
8
2/5
3/5
Demociclina y
55.0
8
-
-
Estreptomicina
11.0
7
-
-
Minociclina y
27.0
14
3/18
15/18
Estreptomicina
11.0
14
-
-
Tetraciclina,
20.0
14
3/6
3/6
Estreptomicina y
11.0
14
-
-
Sulfadiazina-Trimetropim
15.0
14
-
-
Fuente: Flores Castro y Carmichael (1981).

CONTROL

Mientras los tratamientos no sean efectivos y no exista una vacuna que genere una buena inmunidad, lo único que se puede hacer para controlar la en­fermedad es evitar la exposición al mi­croorganismo.
Luego de numerosos ensayos reali­zados para controlar y erradicar la enfer­medad en criaderos, se llegó a la conclusión que el único método efectivo, aunque drástico, es aquel que al diag­nosticar un animal como positivo se elimina definitivamente del criadero. Se re­comienda que el diagnóstico serológico sea realizado mensualmente como una manera de detectar todos los animales con infección reciente. Se han requerido cuatro o cinco meses para obtener un criadero libre. La eliminación debe ser entendida como eutanasia, ya que el aislamiento físico dentro del mismo cria­dero no ha permitido la completa elimi­nación de la bacteria. Conservar, transar o utilizar reproductores infectados, esta­ría reñido con las normas elementales de la ética profesional.
Una vez que el criadero sea declara­do libre de la enfermedad, deben contro­larse todos los animales nuevos que ingresen, realizándoles dos pruebas sero­lógicas seriadas con un intervalo de 30 días. Lo mismo para los animales que deban trasladarse temporalmente a otros lugares.
Estas medidas deben necesariamen­te ir acompañadas de una rigurosa lim­pieza y desinfección. B. Canis, a pesar de que figura como una de las bacterias más resistentes a las condiciones am­bientales, muestra sensibilidad a los desinfectantes de tipo iodóforos y a los derivados amonio cuaternarios.
Algunos autores señalan la castra­ción como un método de control, pues evita la transmisión venérea, sin embar­go su aporte es mínimo al considerar las otras vías de infección.
Todo esfuerzo para controlar la bru­celosis en un criadero se verá disminuí­do si no se controla adecuadamente la población de perros vagos, ya que cons­tituyen el principal factor de disemina­ción entre un área y otra. Estudios serológicos realizados en el extranjero reve­lan una alta prevalencia en dicha pobla­ción, incluso en algunos casos es más elevada que la encontrada en perros con dueños. En nuestro país, a pesar de que no existen estudios formales al res­pecto, se encontró casualmente un perro vago positivo, lo que hace suponer, dado sus hábitos, que habrían más animales infectados y por tanto una ma­yor posibilidad de diseminación.



TRANSMISIÓN AL SER HUMANO

El hombre y los primates son regular­mente poco sensibles a la infección por B. Canis. El primer caso de brucelosis en el hombre fue descrito en Estados Unidos en el año 1967; a partir de esa fe­cha se han notificado numerosos casos en todo el mundo.La predilección de las familias por in­corporar perros en sus viviendas es una costumbre muy antigua, cuya consecuencia más directa ha sido la creación de un fuerte lazo afectivo con dichos ani­males. Así, la convivencia es cada vez más estrecha, especialmente en los niños, quienes ven a sus mascotas como compañeros inseparables. Esta costum­bre hace que los riesgos de infección sean cada vez mayores.A pesar de que la enfermedad no es  sólo de riesgo profesional, es importante que el clínico menor adopte todas las medidas de protección cuando examine un paciente sospechoso.La fuente de infección más común sería a través del contacto directo con tejidos abortados y especialmente con descargas vaginales. No siempre se ha podido establecer la fuente de infección, situación que hace más difícil la preven­ción de la enfermedad en el hombre.Los síntomas son similares a los co­nocidos para las otras brucelas, pero menos severos, fiebre intermitente, cefa­leas, astralgias, mialgias y pérdida de peso. No se ha comprobado aborto en mujeres infectadas.El tratamiento es bastante convencio­nal y considera el uso de tetraciclina so­la o en asociación con estreptomicina durante tiempos prolongados.El diagnóstico puede ser serológico, utilizando las pruebas ya mencionadas o bien bacteriológico a través de hemocultivos.Es deber del médico veterinario dar a conocer a los dueños los riesgos que significa mantener un animal infectado dentro del hogar.

ESTUDIOS REALIZADOS


La brucelosis canina fue descrita en el país simultáneamente en Valdivia y Santiago en 1978, en ambos lugares, a partir de hembras caninas que habían abortado.
Con este antecedente se pretendió conocer la prevalencia que tenía la en­fermedad en los criaderos de perros existentes en el área Metropolitana. La prueba de diagnóstico empleada fue la de inmunodifusión en gel, utilizando un antí­geno soluble de tipo R, preparado a par­tir de Brucella ovis, en nuestro laboratorio y controlado de acuerdo a un patrón de CEPANZO, OPS/OMS.
Los resultados obtenidos en esa oca­sión (1979) indicaban que de 13 criade­ros encuestados, seis mantenían la infección y acusaban problemas en sus perros, atribuíbles a brucelosis.
De 226 perros seroencuestados, 26 (11,5%) dieron resultados positivos a la prueba.
No se observó diferencias significati­vas atribuíbles a sexo y a grupos etarios. Las prevalencias más altas fueron encontradas en perros de las razas Setter, Ovejero Alemán, Boxer y Dálmata.
En la X Región (Valdivia, 1979) y por medio de la prueba de seroaglutinación en tubo se encontró que 16.7% de 174 perros dieron resultados positivos.
La evidencia serológica y bacterioló­gica de brucelosis canina se siguió presentando con frecuencia en los servi­cios de diagnóstico de nuestros labora­torios.
La presentación en forma alarmante, de la infección en un criadero de perros, hizo que, de acuerdo con el propietario, se pusiera en práctica un plan de control de la enfermedad con el fin de aminorar el daño a producirse. De este modo se administraron antibióticos y se aplicaron medidas de desinfección, segregación y eliminación de animales (1979).
El criadero tenía un número aprecia­ble de perros, de los cuales el 23% de los machos y el 30% de las hembras eran reactores.
Práticamente todas las razas estaban presentando el problema. Durante los últimos cuatro meses se habían registrado 26 casos de abortos, muchos de ellos comprobados bacteriológicamente co­mo producidos por B. Canis.
El tratamiento consistió en la adminis­tración de tetraciclina 50 mg x k. peso/día y estreptomicina en igual dosis y se hizo extensivo a 40 días.
Simultáneamente se separaron los animales reactores y se realizó limpieza y desinfección permanente de caniles y utensilios.
Después de 10 meses post tratamien­to, sólo se habían presentado dos casos de aborto. Al realizar las pruebas diagnósticas (inmunodifusión), se encontró a un macho y cuatro hembras positivas, animales que fueron eliminados por sa­crificio.
Se observaron algunos problemas en recién nacidos debidos al efecto del tratamiento de hembras preñadas, pero éstos fueron en escaso número.
Lamentablemente, la brucelosis cani­na volvió a presentarse en ese criadero, aunque en baja intensidad. Atribuimos el hecho, a que el tratamiento no siempre logra hacer desaparecer al agente, el que puede recurrir en un tiempo des­pués.
En E.E.U.U. se diagnosticaron casos humanos de esta brucelosis, los prime­ros, atribuibles a accidentes de laborato­rio y luego a los manipuladores y tene­dores de perros.
En 1981 realizamos un estudio con el fin de conocer la presencia de reactores a brucelosis canina, entre los médicos veterinarios que se dedicaban a la prác­tica de clínica menor. Se utilizó también como base de diagnóstico la prueba de inmunodifusión.
Se logró encuestar serológicamente a 131 médicos veterinarios del Area Me­tropolitana y de la especialidad citada, ejercida parcial o exclusivamente. Los resultados de este grupo se compararon con el de un grupo de igual número de dadores de sangre de un hospital de la capital.
El grupo de médicos veterinarios dio resultados positivos levemente superio­res a los del grupo de control, (seis casos entre los médicos veterinarios y cinco entre los dadores de sangre). El riesgo relativo de enfermar del grupo profesio­nal fue de 1.2 y el atribuible 0.0073. Entre ambos grupos no hubo diferencias sig­nificativas en los resultados, relativos al sexo de los encuestados.
La imposibilidad de obtener resulta­dos confiables y duraderos por medio de los tratamientos en brucelosis canina nos movió a estudiar si una vacuna pudiera emplearse con el fin de prevenir la presentación del problema.
Brucella canis es una bacteria natural­mente de tipo rugoso (R), por lo que una vacuna como la Cepa 45/20 adyuvante podría proteger adecuadamente. (Esta vacuna es preparada a base de una cepa rugosa de B. abortus adicionada de un adyuvante oleoso).
Se utilizó esta vacuna en esquema de doble vacunación, en dosis 1/3 de la usada en el vacuno. Dieciseis perros fueron vacunados y 8 mantenidos como control. A los 60 días fueron todos desa­fiados con una cepa de B. canis de reco­nocido poder patógeno. Se constató también la respuesta frente a las prue­bas de aglutinación en tubo e inmunodi­fusión de los animales vacunados.
Al final de la experiencia, se pudo ais­lar Bucella canas en 2 de los 16 perros va­cunados y en 4 de los 8 perros controles. No hubo respuesta frente a la prueba de seroaglutinación, pero sí frente a la prue­ba de inmunodifusión, cuya duración fue limitada. Lamentablemente el adyuvante oleoso de la vacuna produjo una reac­ción demasiado intensa, con presenta­ción de abcesos, lo que no permitió recomendar su uso en esta especie mientras no se cambie el adyuvante. Esta misma experiencia realizada en cor­deros dió resultados bastante satisfacto­rios (1987).
Con estos antecedentes quedó en claro que una cepa rugosa era capaz de otorgar protección. Para obviar el proble­ma del adyuvante, se disoció en el laboratorio Brucella abortus cepa 19, la que durante 3 años fue sometida a pasa­jes por medios líquidos, por medios de alto tenor de alanina y fierro, por enveje­cimiento,etc. Con ella se preparó una vacuna que se empleó en un modelo de cobayos. Este modelo no dio los resulta­dos esperados, a pesar que la vacuna ofreció algún efecto protector. Esta expe­riencia debe repetirse con el fin de com­probar la factibilidad del uso de esta Cepa.
En relación al diagnóstico específico de la brucelosis del canino, se ha utiliza­do la prueba de contra inmuno electroforesis, la que presenta bondades frente a la prueba de inmunodifusión, especial­mente en lo que se refiere a rapidez (1985).
Estudios recientes de seroprevalen­cia indican que en 9 criaderos con 466 perros encuestados se encontró 13.5% de positivos. Si se compara este resulta­do con aquellos obtenidos en 1979, se un ligero aumento en el porcentaje de prevalencia. Ello indica que la enferme­dad ha seguido provocando problemas.
Los médicos veterinarios de la espe­cialidad de clínica menor deben promo­ver entre los propietarios de perros, sean criadores o particulares, la puesta en práctica de medidas para eliminar o dis­minuir el problema.
Hay que tener presente que se ha comprobado seroreactores entre los mé­dicos veterinarios y entre dadores de sangre, lo que indica que la infección parece no ser excepcional. Además hay que agregar que ya se han presentado también, casos clínicos humanos de esta brucelosis. Constituye por lo tanto, un desafío de la profesión, limitar este mal.