Cuando nos preparamos para la limpieza debemos observar: si el color del interior es rosáceo, esto indica que está sano, y además que no tenga ningún olor peculiar. El pabellón auditivo del perro es tan grande, que podremos ver perfectamente si tiene restos de suciedad o cera, o si existe algún tipo de rojez o inflamación. Si hubiera restos de suciedad o percibiéramos algún olor desagradable, es posible que nuestro amigo tenga alguna infección u otitis. En este caso, es mejor consultar con el veterinario y que la limpieza la lleve a cabo él mismo, antes de emplear ningún medicamento o de no hacer una correcta limpieza.
Si este problema no existe, procedamos a limpiar el oído:
- Primero, deberemos limpiar la parte externa que tiene pelo con una toalla humedecida con agua y el champú que utilicemos habitualmente.
- Después entramos en el pabellón, la parte rosácea que no es uniforme. En esta zona, debemos prestar más atención. Con una gasita limpia y húmeda con agua templada, la enrrollamos en nuestro dedo y la pasamos sin apretar ni llegar muy hondo.
- También existen algunos productos específicos para la limpieza más profunda. Es mejor preguntar al veterinario y que nos recomiende alguno y su manera de empleo o que lo haga él directamente.
Yo personalmente, le limpio las orejas a mi perro una vez cada dos semanas. Y cuando he ido a vacunarle o algo así, sí he pedido que le haga una limpieza y una observación el propio veterinario. Debemos cuidar mucho sus oídos y estar muy pendientes de ellos, ya que el oído es uno de los sentidos más potentes del perro. Pueden escuchar sonidos que son imperceptibles para el ser humano y es un mecanismo de defensa imprescindible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario